Nuestros docentes 04 oct. 2024

Pensamiento crítico y fake news en los colegios

La Secretaria de Educación del Reino Unido, Bridget Phillipson, comentó recientemente al diario The Telegraph que la revisión del plan de estudios por parte del Partido Laborista “incluirá planes para incorporar habilidades críticas en las clases que ayuden a nuestros niños a combatir la desinformación, las noticias falsas y las teorías conspirativas que inundan las redes sociales”.

A partir de estas declaraciones, los más críticos temen que estas medidas politicen demasiado las aulas, algunos incluso las consideran “orwellianas”, aunque lo cierto es que no está lejos de la definición de Aristóteles cuando afirma que una persona educada puede “juzgar lo que está bien dicho y lo que no”, independientemente del tema. Otros, incluso, dudan de que tales habilidades críticas puedan enseñarse. Detectar noticias falsas es, sin duda, complicado.

Se trata de un enigma filosófico clásico: a menos que sea testigo de un acontecimiento, tendré que confiar en otros para obtener la noticia. Pero ¿cómo puedo detectar noticias falsas, si ni siquiera conozco las noticias reales? ¿Cómo, por ejemplo, puedo saber que las afirmaciones de que la boxeadora argelina Imane Khelif es transgénero son falsas si no sé con antelación que no lo es? ¿O que los tuits que dicen que el atacante de Southport es musulmán son falsos si no sé ya que no lo es?

Unos cuantos debates en clase no serán suficientes pero, como profesor de filosofía con muchos años de experiencia, me atrevo a sugerir ciertos principios:

Es fundamental contar con un amplio conocimiento

Las afirmaciones y las ideas no existen en el vacío. La afirmación de que “Imane Khelif es transgénero” se relaciona con todo lo demás que sé. Dado que estoy al corriente de que las personas LGTBIQ+ suelen ser objeto de discriminación y posible arresto en Argelia, tiene sentido sospechar un poco de la afirmación.

Las noticias son como una pieza que falta en un mosaico por lo que tenemos que valorar si encaja con el conocimiento que ya tenemos. Así como con una piedra se necesitan otras para formar un patrón, necesitamos ideas relacionadas para darle sentido a una afirmación. Por esto, el primer paso es simplemente adquirir mucho conocimiento.

Comprender conceptos lógicos

Conocer hechos relacionados con algún tema resulta poco útil si no se comprende la lógica de dichas relaciones. No se precisan cursos de lógica formal, pero contar con una buena comprensión de conceptos lógicos (de dominio general) como posibilidad, probabilidad, certeza, tipicidad, suficiencia, necesidad, todo, algunos, si, implicación, contrario, contradicción y garantía es algo en lo que tal vez deberíamos invertir más tiempo.

¿Con qué frecuencia los alumnos afirman que algo “debe ser” cierto o que es “probablemente” cierto cuando simplemente “podría” ser cierto? ¿Qué importancia tiene utilizar correctamente cuantificadores como “todo, algunos, comparativamente pocos y ninguno”?

En mi experiencia, el concepto de garantía (término filosófico) resulta esencial para comprender la mecánica de la argumentación. La garantía es la regla que nos permite dar el salto de la razón a la conclusión.

Por ejemplo, concluir que el atacante de Southport era musulmán a partir de un solo tuit no reúne suficiente garantía. Y las preguntas, al igual que las conclusiones, necesitan garantías.

Una táctica común de desinformación consiste en “simplemente hacer preguntas”. Solo tiene sentido hacer preguntas cuando algo requiere una explicación: Pensemos en un marido controlador que le pregunta a su esposa con quién se está enviando mensajes.

Si la policía informa de que un incidente no está relacionado con el terrorismo, ¿es razonable arrojar sospechas? Desde luego, existen buenas razones para plantear esas preguntas, pero las preguntas injustificadas son terreno fértil para las teorías conspirativas.

Una vez más, para analizar las garantías hace falta conocimiento, incluso de las normas sociales y morales. Y si bien no se evalúan, estas se enseñan en las escuelas, aunque tal vez no como parte de un plan de estudios contra la desinformación.

Sensibilidad ante el carácter y el contexto

Lo que decimos es verdadero o falso, no las palabras que se usan para decirlo.

Una frase puede significar cosas diferentes, o incluso opuestas, según el contexto en que se diga y la forma de decirla. La información adverbial es fundamental. Por lo tanto, la diferencia entre las noticias y las noticias falsas no es simplemente una cuestión de palabras dichas, sino también de quién las dijo, cuándo, por qué razones, de qué manera, etc. La etimología de la palabra “fidedigno” es “digno de fe y de crédito”: una descripción del carácter con que se produjo el contenido, no del contenido en sí. La etimología de “verdadero” es fiel, firme. Nuevamente no se refiere al contenido, sino al carácter.

Los alumnos deben considerar las motivaciones, los antecedentes, la integridad e incluso el incentivo económico que recibe el autor. Alguien conocido por ganar dinero a través de estafas y pornografía, que actualmente enfrenta cargos de violación y tráfico de personas, tal vez no sea la fuente de información más fiable. Mi consejo es que hablen con sus compañeros más estudiosos: ellos les darán información abundante simplemente porque les encanta investigar y divulgar.

Esta tarea suele ser más difícil debido al anonimato digital. La mayoría de los alumnos saben que no se puede investigar un tema preguntando a desconocidos en la calle, pero en mi experiencia, son extremadamente ingenuos frente al peligro epistemológico que suponen los desconocidos en el ámbito digital.

El pensamiento crítico debe enseñarse como una virtud, no como una acumulación de métodos

Gran parte de la confusión en torno al “pensamiento crítico” surge porque lo categorizamos erróneamente como un conjunto de acciones en lugar de una forma de actuar. El pensamiento crítico, junto con la inteligencia, la sabiduría y la comprensión son virtudes; una vez más, es mejor pensar en ellas como descripciones adverbiales.

Los alumnos no pueden cultivar estas virtudes pasivamente; deben desearlas y trabajar activamente para conseguirlas. Como decía Aristóteles: “Nos volvemos justos realizando actos de justicia, moderados realizando actos moderados, valientes realizando actos de valentía”.

No existen atajos en este caso. Los alumnos necesitan contar con oportunidades para poner en práctica estas virtudes. Nuestro trabajo consiste en brindárselas fomentando retos, debate y diálogo.

No podemos ignorar las emociones

Debemos concluir que, si el alumno se muestra desinteresado, está enfadado o simplemente busca algo que le dispare la adrenalina, todas nuestras enseñanzas habrán sido como una gota de agua en el océano. No podemos detectar noticias falsas si no somos capaces de responder de manera adecuada y con respecto ante nuestros sentimientos, si no gozamos de salud emocional ni mostramos un desapego adecuado.

Si bien en este sentido el poder y la responsabilidad de las escuelas son limitados, podemos ayudar propiciando un entorno seguro y tranquilo, evitando el miedo, la ira y el resentimiento innecesarios.

Tal vez el papel más importante que desempeñan las escuelas en la batalla contra las noticias falsas sea brindar a los alumnos un sentido de propósito, esperanza e interés por cosas que van más allá de ellos mismos: darles algo que no estarán dispuestos a tirar por la borda por creer las palabras vacías de un charlatán.

Este artículo fue publicado en inglés en TES Magazine.

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