Nuestros estudiantes 13 sep. 2024

Cumbre EF sobre el agua: de la curiosidad al entusiasmo

La cumbre EF sobre el agua celebrada en Berlín, a la cual tuve la suerte de asistir, fue una experiencia bastante impactante y alternativa, en la que, acostumbrado al ambiente colegial y cotidiano en el que vivo, me sentí totalmente fuera de mi zona de confort.

Al principio, cuando el colegio expuso la oportunidad de acudir a tal evento en la capital alemana, sentí cierta curiosidad y se lo conté a mis padres. Sin embargo, a pesar de la curiosidad que tuve por el evento, me sentí poco seguro de participar en él. Afortunadamente, mi familia, amigos y profesorado me aconsejaron y motivaron para que fuese, para que lo probase. Al final me dejé convencer y jamás me arrepentiré de tal decisión.

Antes de acceder a la cumbre, tuve que pasar una fase previa, en la que, en un vídeo de un minuto, tuve que convencer a los jueces de que era el candidato idóneo para ir. En ese momento, quise pensar de una manera atípica, y en vez de decirles por qué deberían escogerme, les dije por qué no deberían hacerlo. Era algo nuevo, algo original, que demostraba mi interés por aprender de mis errores mediante esa experiencia. Por fortuna, me eligieron.

Antes de que comenzase la cumbre daba por asumido de que serían tres días que se pasarían muy rápido y enseguida estaría de vuelta a casa. ¡Qué equivocado estaba pensando así! Entré en el evento con la idea de que no haría nada, de que tan solo conocería a gente unos días y de que mis compañeros serían unos estadounidenses que cumplirían mis estereotipos. Pero no fue así.

El primer día del evento conocí a mis siete compañeros de grupo. Era complicado hilar una conversación completa ya que había un muro entre nosotros que, debido a nuestra falta de confianza, impedía nuestra comunicación. No obstante, conforme avanzó el fin de semana, el muro empezó a derrumbarse y nos empezamos a conocer mucho mejor. Y conforme los conocía mejor, empecé a darme cuenta de que mis estereotipos eran completamente erróneos y de que estaba conociendo a gente que realmente valía la pena.

Por otra parte, me sentía distinto, me sentía libre de hablar y comunicarme con ellos, sin sentir una losa encima que constantemente hacía que estuviera condicionado por lo que pensaran los demás.

En esa cumbre fue como si un nuevo yo hubiese nacido, un yo que era muy abierto y despreocupado, que quería comunicarse con los demás y que no le importaba lo que pensasen de él.

La mayoría de los participantes eran estadounidenses, pero a la vez, había representantes de varios países europeos como Países Bajos y Grecia de quienes aprendí también mucho. Asimismo, las dimensiones del lugar en el cual se celebró el evento eran asombrosamente enormes. Además, tuvimos la suerte de recibir conferencias de expertos mundiales en el campo de la protección del mundo acuático y pude escuchar historias que me impactaron mucho como la de Gunter Pauli. Todos ellos me ayudaron a ser consciente de las soluciones que tenemos al problema del agua que, aunque la gente piense que es un problema sin trascendencia o que ya es tarde para actuar, estamos muy equivocados.

En conclusión, esta cumbre no sólo aumentó mis conocimientos sobre el problema que tenemos como sociedad con el agua e hizo que dentro de mí creciera un grito por hacer algo, sino que me ayudó a madurar como persona y manejarme mejor con gente desconocida. A su vez me ayudó a descubrir que si como sociedad, cooperamos y seguimos nuestras pasiones, al final nuestros esfuerzos darán sus frutos.

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